Salud mental

Jon García Ormaza, en el Senado: “La prevención del suicidio es educable y debe comenzar en la infancia”

La prevención del suicidio debe abordarse como un problema de salud pública y no solo desde el ámbito clínico. Esta fue la principal conclusión de la intervención del psiquiatra Jon García Ormaza, especialista en salud mental de la Red de Salud Mental de Bizkaia y de Fundación Hospitalarias Euskadi, en su comparecencia ante la Comisión de Sanidad del Senado, el pasado 24 de febrero.
El psiquiatra Jon García Ormaza, durante su intervención en el Senado
El psiquiatra Jon García Ormaza, durante su intervención en el Senado.

Durante su exposición, el experto insistió en que el suicidio es prevenible y que las estrategias más efectivas pasan por la educación y la restricción del acceso a métodos letales.

El psiquiatra, también profesor en la UPV-EHU, subrayó que el enfoque clínico, basado en la atención psicológica y farmacológica, es eficaz, pero insuficiente. Por ello, abogó por un modelo de prevención dual, combinando la intervención médica con estrategias comunitarias y educativas que permitan actuar antes de que la crisis se desencadene.

Las claves de la prevención del suicidio

Entre las medidas más eficaces, el especialista destacó la restricción de los métodos más utilizados en los suicidios. Por ejemplo, reducir la disponibilidad de ciertos medicamentos en los hogares puede disminuir hasta en un 80% las muertes por intoxicación, mientras que la instalación de barreras físicas y carteles de apoyo en “puntos calientes” como acantilados, puentes y estaciones de tren ha demostrado ser altamente efectiva en la reducción de suicidios en otros países.

En el ámbito educativo, García Ormaza resaltó la importancia de dotar a niños y adolescentes de herramientas emocionales para gestionar el sufrimiento y la desesperanza. Según datos expuestos en su comparecencia, hasta un 30% de los adolescentes en el sur de Europa se ha autolesionado alguna vez, y la ideación suicida es más frecuente de lo que se cree.

En el País Vasco, según detalló, ya se han puesto en marcha programas de educación emocional en institutos, donde los alumnos aprenden a identificar sus propias emociones y las de sus compañeros, mejorando su capacidad para afrontar situaciones de crisis.

Los principales factores de riesgo y señales de alarma

A lo largo de su intervención, García Ormaza identificó tres factores clave que pueden predecir un intento de suicidio:

  1. Intentos previos (aunque hasta el 90% no son detectados porque las personas los ocultan por vergüenza o culpa).
  2. Falta de control sobre la ideación suicida, es decir, la incapacidad para gestionar pensamientos negativos.
  3. Historial de autolesiones, especialmente en jóvenes.

Las autolesiones no siempre son intentos de suicidio, pero son un fuerte predictor de riesgo. La adolescencia es la mejor ventana de oportunidad para actuar, antes de que estas conductas se agraven

Además, alertó sobre la desesperanza, la autoexigencia extrema y el sentimiento de ser una carga como indicadores de alto riesgo, e instó a que padres y educadores presten atención a estos signos.

El experto señaló que no todas las personas que se suicidan tienen un trastorno mental, desmintiendo uno de los mitos más extendidos sobre el suicidio. Si bien los problemas psiquiátricos pueden ser un factor de riesgo, existen otros grupos especialmente vulnerables:

  • Adolescentes, por su inmadurez emocional y la presión social.
  • Personas LGTBIQ+, no por su identidad, sino por la discriminación que pueden sufrir.
  • Hombres adultos, que suelen pedir menos ayuda y tienen mayor resistencia a reconocer su sufrimiento.
  • Personas mayores, muchas veces afectadas por la soledad y la depresión no diagnosticada.

El peligro del silencio y el papel de los medios de comunicación

Uno de los aspectos más relevantes de la comparecencia fue su llamada a romper el silencio en torno al suicidio. Según el psiquiatra, el tabú en torno a este problema impide que muchas personas busquen ayuda. Sin embargo, alertó sobre el riesgo del amarillismo en los medios de comunicación y pidió un tratamiento informativo responsable, centrado en la prevención y la difusión de recursos de ayuda.

Los senadores plantearon diversas cuestiones al experto, entre ellas la influencia de las redes sociales, la imitación del suicidio y las medidas que debería adoptar el Gobierno. García Ormaza advirtió que los jóvenes a menudo tienen perfiles secretos en redes donde expresan su sufrimiento sin supervisión, lo que los hace aún más vulnerables.

Asimismo, se discutió sobre la posible existencia de suicidios como actos de libertad personal, a lo que el psiquiatra respondió que, aunque puede haber casos filosóficos excepcionales, la gran mayoría de los suicidios ocurren en contextos de crisis emocional extrema, donde la persona no está en condiciones de tomar una decisión verdaderamente libre.

Finalmente, se abordó la falta de recursos en entornos rurales, donde se concentra la mayor parte de los suicidios en España. García Ormaza recomendó fortalecer las redes comunitarias y mejorar el acceso a servicios de salud mental en municipios pequeños.

Para cerrar su intervención, el psiquiatra insistió en que el suicidio no es inevitable y que su prevención es responsabilidad de toda la sociedad.


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