Bajo la dirección del equipo terapéutico, se llevan a cabo actividades diarias con beneficios sociales, ocupacionales y terapéuticos, que incluye actividades grupales como:
• El coro de pacientes. Con la ayuda del músico Juan Carlos Irizar, todos los lunes a las 2,30 horas, los pacientes cantan, tocan e incluso bailan de manera voluntaria. Es un espacio que rompe con la rutina y el aislamiento, y en el que se expresan e interactúan.
• Grupo de cocina. Los pacientes entrenan las actividades básicas de la vida diaria en la cocina; hornean madalenas como las de la foto y elaboran otras muchas recetas. Luego se encargan de dejar todo limpio como si estuvieran en la cocina de su propio domicilio.
• Grupo de manualidades, dirigido al fomento de la creatividad y al entrenamiento en psicomotricidad fina. El cambio de estación es la excusa perfecta para renovar el mural de la pared y de paso trabajar aspectos como la orientación a la realidad y la psicomotricidad fina. Además, a título particular hay pacientes que dedican el tiempo a sus propias aficiones; pintan o tejen, por ejemplo.
• El pequeño huerto.Es una actividad de la que se sienten muy satisfechos; desde hace unos meses, los residentes de larga estancia han plantado plantas aromáticas y distintas variedades de hortalizas que cuidan ellos mismos. Después las ofrecen para quien desea probarlas. Esta actividad les resulta entretenida y motivante. El pequeño huerto está situado en un patio de fácil acceso.
Estas actividades forman parte de un programa de intervención más global, que trata de adecuarse a las capacidades y necesidades de los pacientes, participando en distintos talleres del hospital, sin descuidar lo lúdico y el contacto con el entorno y atender a su sentido religioso y espiritual.